EL INMORTAL




Aquella mañana salía temprano, quince minutos antes para ser exactos; sacó su pequeña bici del trastero y se colgó su mochila al hombro. No era muy grande, pero sí lo suficiente para ocuparla con los bocadillos, su cofre y su declaración de amor.


Todo marchaba de maravillas camino al centro, Helena impregnaba sus pensamientos “Un fin de semana con ella en la granja escuela, marcarían una excursión inolvidable”, y no lo vio, no se dio cuenta de la extrema velocidad que alcanzaba el Ford azul; continuaba sumido, su mente no captaba otra cosa ¿qué le contestaría ella, le aceptaría?


Y ocurrió, el imbécil que conducía se saltó el Stop. Él voló rebasando el auto, para luego caer inerte en la carretera y formar parte del asfalto.


Todo acabó. Su última visión “Helena”.


El resultado fue trágico: treinta y cinco años en coma; desde entonces su cuerpo sigue conectado a sondas, y lo peor, sin obtener respuesta de la persona soñada.


Ahora todos lo conocen por “El inmortal”.


A pesar de los años transcurridos, su historia continúa saliendo en los televisores del país. Seguro que Helena pudo oírlas en su día, pero entonces era demasiado pequeña para comprender, ahora ya es tarde, se habrá olvidado.


Él sigue luchando por sobrevivir. Sorprendentemente nadie ha durado tanto, tal vez algún día logre despertar y consiga entregar su carta.

Los que están junto a él, dicen que por las noches, llora en su cama muy despacio en un rincón.

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