Carta de amor despechada


¡Sabía que llegaría! ¡Digo, yo lo sabía!
Te lo dije mil veces. Y tú… ¡Que nooo! ¿Qué no? Mira como yo lo vi venir.

Tres años a tu lodo, que me has tenido prisionera; y yo como una tonta queriéndote todo este tiempo. ¿Y para qué? Para que al final me abandones en un frío plato con cuatro de tus amantes.

Sí tus amantes, porque al igual que yo han confiado ciegamente en ti y te hemos adorado hasta el final.

Bañadas en el dorado aceite y desnudas, oíamos como te codeabas con otras de tu calaña y nosotras en esa cárcel de lata. Sin poder ver tu procedencia, sin saber siquiera tu nombre, pero fieles. Y ahora, aquí nos dejas en este frío cristal.

Pero tendrás tu castigo, y desde el filo de la encimera, te aguantarás viendo como otros labios nos lamen y adoran, y como otros ojos lascivos, nos comen con la mirada.

Ahora me pregunto… ¿Algún día me amaste? O en mi soledad deje volar la imaginación creyendo que me querías. Tal vez, sufra un trastorno obsesivo, no lo se, pero… Te diría tantas y tantas cosas bonitas a pesar de mi desdicha, aunque no hay tiempo, ya vienen… y me alegro de ver lo que te mereces ¡el cubo de la basura! Ahí, entre los desperdicios. Por no sellarte para siempre, que mil veces te rogué que lo hicieras. Conmigo perdiste tu oportunidad.

¡Ay! No lo puedo evitar, ya estoy llorando. Te digo adiós con el alma en la mano, con mi corazón destrozado y con una pena tan honda que me hacen no ser nadie, aunque este mas voluminosa que mis compañeras.

Es que son muchos años, y en el fondo de mis espinas, te quiero, siempre te he querido y hasta mi último aliento sin poder evitarlo te querré.
Adiós para siempre “mi amor”.

Firmado: Sardinita

No hay comentarios:

Publicar un comentario